¿Cómo preparar a los alumnos para su “salida al mundo”?
La educación es la introducción en el significado de la vida. En un mundo cambiante, además de transmitir habilidades técnicas y conocimiento académico, es necesario fomentar en los alumnos la capacidad de pensar y el desarrollo del sentido crítico, de manera que puedan adaptarse a los cambios.
Para los colegios CEU, además de la fuerte formación académica, es indispensable ayudar a nuestros alumnos a desarrollarse como personas, con madurez afectiva y capacidad para ser libres: personalidades firmes capaces de escoger lo que es bueno para ellos y desechar lo que no. Personas, además, con una actitud trascendente en sus vidas.
El proceso educativo es de lenta cocción y requiere de una especial atención. Por lo tanto, el proceso de preparación del alumno para la vida semi-adulta, ya sea la universidad o la formación profesional, se inicia desde el momento en el que un alumno se escolariza. ¿Y qué es lo que preparamos durante la vida escolar? Necesitamos formar su intelecto, sus afectos y su dimensión trascendente del hombre.
El conocimiento para que el alumno pueda desenvolverse con éxito en su futuro laboral, el afecto para que se relacione de una forma sana, y la visión trascendente para que descubra un propósito que vaya más allá de él mismo y sus intereses personales. Y que con todo ello, logre ser feliz, porque no olvidemos que, en última instancia, lo que verdaderamente estamos buscando, es eso.
Para tomar decisiones hay algo imprescindible: la capacidad de pensar. Desde que son pequeños podemos aprovechar las circunstancias que nos brinda el día a día para que reflexionen y aprendan a pensar. Cuando tengan un problema, no corráis a solucionárselo.
Debemos darles la oportunidad de buscar alternativas, explorar nuevas maneras de hacer las cosas y tomar decisiones para solucionar sus problemas. La solución no es dictarles lo que tienen que hacer, sino guiarles para que sean ellos los que encuentren la solución. Debemos dejar que nuestros hijos experimenten las consecuencias naturales de sus actos y sus decisiones. Esto les estimulará a pensar cómo actuar en el futuro.
El discurrir, pensar, etc. desarrolla un sentido crítico. Saber distinguir entre lo que me apetece y lo que quiero y me puede hacer feliz. La libertad consiste en escoger. Pero no en escoger cualquier cosa, sino aquellas que nos acercan más al bien. Entonces la cuestión no es tanto cómo ser libres, si no, ¿qué criterio seguir para poder ser libres? Desarrollar el sentido crítico es cuestionar y aprender a pasar el filtro de nuestro propio criterio a lo que nos viene dado.
En toda esta labor, es imprescindible que familia y escuela vayamos de la mano Hemos experimentado que es necesario favorecer la autonomía. La sobreprotección de un hijo o alumno lejos de ayudarle le incapacita para tomar decisiones y ser consecuente. Es nuestra responsabilidad como padres y profesores proteger a nuestros hijos, pero sobreproteger es desproteger. Si por el contrario les permitimos equivocarse, enfrentarse a sus errores y ser protagonistas de sus aciertos, les estamos proporcionando situaciones de aprendizaje.
Dejarles vivir sus propias experiencias no quiere decir permitírselo todo, ni abandonarles a su suerte. Un niño, un adolescente o un adulto necesita límites: un mapa que les permita tomar una ruta u otra, sabiendo que existen caminos diferentes.
Mostrando esos límites aportamos seguridad, y gracias a esta seguridad en sí mismos y en los adultos de confianza, serán menos dependientes de la opinión de los demás y, por lo tanto, contarán con una mayor y mejor autoestima. Los límites, el diálogo afectuoso junto con nuestro acompañamiento y supervisión, les harán capaces de tomar sus propias decisiones.
No podemos olvidarnos de que nuestros alumnos crecen, se enamoran en la escuela, ríen, lloran… Por eso es importante resaltar que en el colegio también cuidamos la dimensión afectiva. Es importante que aprendan a relacionarse y a establecer vínculos sanos con las personas que tienen a su alrededor.
Retomando la pregunta inicial ¿Cómo preparar a los alumnos para su salida al mundo? La preparación la adquirimos tomando pequeñas decisiones. Seríamos unos insensatos si no nos preparáramos, y aún así, nunca terminamos de estarlo. Ahora bien, lo que verdaderamente tienen que llevarse grabado a fuego los alumnos, además del conocimiento académico, son dos cosas. La primera es que no vale rendirse en este constante ir creciendo. La segunda: que lo que les va a hacer felices es que todo lo que hagan los lleve a amar y ser amados.
RAÜL ADAMES GARCÍA es director adjunto de área de Colegios CEU.