El estudio en verano
A lo largo del curso, los alumnos deben compaginar, desde el principio, la asistencia a clase con el trabajo posterior diario. Dicho trabajo debe ser constante y con una técnica adecuada en función de la materia a trabajar en cada momento.
Al finalizar el curso, llega el esperado o temido momento de las calificaciones finales. Para algunos, el verano se abrirá como un cielo azul, mientras que otros lo percibirán como un periodo de duras jornadas de trabajo. Con una buena planificación, el alumno con materias suspensas podrá compaginar el estudio y los periodos de ocio y descanso. En estos momentos no tendrá el número de horas lectivas que tiene durante el curso, pero deberá tener un buen hábito y plan para poder compaginar ambas cosas.
Lo primero que el alumno debería hacer es un análisis de cómo ha llegado a la situación en la que está en ese momento en cada materia, analizar los aciertos y errores cometidos durante el curso y si estos son debidos a:
- El tiempo dedicado a la materia. El curso dura nueve meses porque son necesarios para poder interiorizar la cantidad de materia dada en cada asignatura, por ello si no se ha dedicado lo suficiente o ha empezado tarde a trabajarla, a lo mejor sea un poco más de tiempo de trabajo lo que necesite para poder asimilarla de forma adecuada.
- La motivación, atención y participación mostrada en clase y en casa a la hora de trabajarla.
- La calidad de los apuntes y material de estudio. En ocasiones la toma de apuntes es dificultosa, especialmente al principio de curso, si uno no está acostumbrado; por ello, la estructura o contenidos del tema obtenido, apuntados y posteriormente interiorizados pueden ser insuficientes o defectuosos.
- Revisar si se ha utilizado método (o sólo se ha memorizado) y en su caso qué método se ha usado para trabajar la materia. Analizar si se ha trabajado comprendiendo la materia, de forma organizada, dándole una estructura personalizada… o por el contrario, ante dudas se ha tendido a memorizar.
- Analizar si se considera necesario un apoyo extra (por problemas de comprensión, aunque se haya trabajado de forma constante) o solo ha sido por falta de trabajo. Si fuera conveniente, ver qué tipo de ayuda sería más adecuada: un profesor particular, academia, internado, compañero… Para resolver dudas en este aspecto siempre es conveniente consultar y analizarlo con los profesores…
El siguiente paso, y teniendo en cuenta la disponibilidad para el estudio (cuántas materias suspensas, a reforzar, los refuerzos elegidos y otras circunstancias), sería hacer una planificación ajustada, flexible y realista del verano, incluyendo el tiempo de estudio y de ocio.
Para ello, también se tendrán en consideración las dificultades de cada uno ante las distintas materias y la parte del temario más costoso y complicado de asimilar. Es imprescindible en este momento tener claro el programa académico y bibliografía de la/s materia/s a analizar.
Aquellos temas que resulten más complicados, habrá que trabajarlos de una forma más fragmentada y de manera constante, siguiendo las pautas fijadas por los profesores, siempre partiendo de la base de que los pasos a seguir serían:
- Comprensión, estructuración y razonamiento.
- Técnica de síntesis adecuada ( resumen , esquema…) y práctica en las materias que sea necesario.
- Memorización (en materias teóricas) y medición de tiempos (en prácticas) .
- Repasos.
Llegados a este punto, cabe destacar la importancia del repaso y el refuerzo en verano de aquellas materias que se hayan aprobado de forma muy limitada y en cualquiera que el alumno considere que tiene menor capacidad y dificultades que le pueden perjudicar de cara al próximo curso académico; en este caso , también sería conveniente y necesario realizar un plan de acción de repaso para reforzar aquellas materias que, de no ser así, en septiembre (inicio de curso) costaría mucho retomar la información o le llevaría a tener dificultades en dichas materias.
También es un buen momento para mejorar las técnicas de estudio/trabajo. Reforzar la estructuración de material dado, extraer ideas principales, esquematizar, redactar…. Cada persona, una vez realizados los nueve meses de curso, tiene bastante claro aquello por lo que debe felicitarse y aquello que aún está en proceso de adquisición (haya o no aprobado).
De cara a la preparación de exámenes y una vez seguido y cumplido el plan de estudio hay que tener en consideración:
- El día anterior al examen no se estudia, en todo caso se repasa practicando preguntas y revisando los esquemas hechos y memorizados con anterioridad. Una vez finalizado el repaso, preparará el material necesario para realizar el examen del día siguiente y se dedicará a hacer alguna actividad relajante (darse un baño, oír música, algo de deporte). La noche anterior a un examen es imprescindible descansar y dormir.
- El día del examen es conveniente salir de casa con suficiente tiempo y teniendo en cuenta imprevistos para no llegar tarde, ya que eso aumentaría la ansiedad.
- No se debe preguntar a compañeros momentos antes del examen sobre dudas del temario, esta práctica aumenta la ansiedad (del que pregunta y del preguntado).
- Ir al examen pensando que uno va a exponer el tema lo mejor posible (de forma optimista), no se debe ser ni triunfalista ni pesimista.
- El alumno debe obligarse a llevar bien preparado el examen pero no a marcarse “la calificación” a obtener, porque eso genera más ansiedad y va en detrimento de la realización de una redacción adecuada, por lo que se puede conseguir el efecto contrario.
De cara al próximo curso, el alumno debe tener en cuenta aquellos puntos que no terminó de cumplir el curso anterior y las consecuencias que esto acarreó. A modo de resumen, el alumno desde que empiece el primer día de clase debería:
- Tener una actitud activa, participativa en clase. Atender al profesor intentando relacionar la información que le estén dando con la que ya ha adquirido previamente. De esta forma conseguirá un aprendizaje significativo y más duradero en el tiempo.
- Trabajar la materia diariamente, preguntando las dudas que le vayan surgiendo de forma paulatina.
- Trabajar la materia de forma estructurada y razonada, nunca memorizando sin haber entendido previamente los contenidos.
- Practicar la exposición de los temas, como si tuviese que exponerlo él mismo a otras personas (oral o por escrito), buscando palabras e ideas clave.
- Tener en cuenta cómo es el tipo de examen al que se enfrentará en cada momento.
Todas estas pautas bajo el prisma principal de que cualquier éxito pasa por un buen análisis del trabajo a realizar, una buena planificación y una correcta ejecución de ésta.
MARTA SARTI
DPTO. ORIENTACIÓN