Gregorio Luri: «El maestro es el primer motor del conocimiento”
«Lo que más me preocupa de la infancia actual son las rodillas impolutas de los niños. No se les deja experimentar, caerse, tocar. La experiencia debe ser la base de la educación. Estén donde estén los niños, hay un adulto vigilándoles y creo, sinceramente, que la sobreprotección es una forma de maltrato hoy en día», afirmó Gregorio Luri, filósofo, pedagogo y ensayista, en un encuentro con los alumnos del Grado en Educación de la Universidad CEU San Pablo.
Luri habló con ellos sobre los retos del sistema educativo actual, sobre educación emocional y sobre la necesidad de experimentar en educación entre otros muchos temas.
Comentó, por ejemplo, que «han variado mucho los conceptos educativos desde el pasado, también el sentido de la escuela. Antes el colegio era esencial para progresar, ahora no se concibe así, el valor del conocimiento se ha resentido».
Licenciado en Ciencias de la Educación y doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, Gregorio Luri trabajó como maestro de primaria, como profesor de filosofía en bachillerato y como profesor universitario. Tras décadas dedicado a la enseñanza y en contacto con niños y jóvenes, Luri aconseja a las futuras generaciones de profesores utilizar la técnica del «velcro»: «Si la parte de los filamentos no encaja con la de los ganchos, no hay conexión. Si bajamos el nivel demasiado al alumno, este no aprende, si lo subimos demasiado, desconecta, el velcro no pega». Así es que, en su opinión, lo ideal es procurar en todo momento esa conexión, adaptándonos a las necesidades del alumno. Si un alumno nunca necesita acudir al diccionario para buscar una palabra, malo. «Las dificultades, los retos, son la única manera de progresar».
Gregorio Luri: «La experiencia debe ser la base de la educación”
Cuando le preguntan, apuntó, si un niño tiene que leer el Quijote, él siempre contesta: «El niño, no; el maestro. Es el maestro, el primer motor del conocimiento, quien tiene que producir la curiosidad en el alumno». Aunque al mismo tiempo, aseguró, «no se puede basar la educación solo en motivación y sustituirla por la voluntad. Mejor es que la motivación nos pille trabajando».
Luri contó también cómo le marcó su experiencia con los maestros que enseñan en los hospitales infantiles, sobre todo en Oncología. Allí, «los maestros no bajan el nivel para sus niños enfermos, no les ponen problemas de matemáticas más fáciles. Si un niño acude a las clases, a esos profesores les da igual la esperanza de vida que le hayan dado, porque mientras hacen los problemas, olvidan su enfermedad. Las matemáticas les proporcionan más vida». Y es que para el filósofo y pedagogo, «mientras aprendemos, vivimos, afirmamos la vida, no pueden separarse el saber y el vivir».
Gregorio Luri abordó también el tema de la educación emocional. «Evidentemente, los problemas como la falta de atención o el control de los impulsos hay que abordarlos para poder aprender. Es esencial también soportar la frustración. Tener claro el modelo de persona que queremos ser y para esto es importante estar abiertos a lo posible, nadie sabe lo que va a pasar en unos minutos. Tenemos que aceptar lo imprevisible. Tomarnos la vida como un juego deportivo, de fracaso y a la vez superación».